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domingo, 10 de enero de 2016

UNA VEZ MAS!



"De nuevo en la brecha, amigos míos, una vez más, o tapen la muralla con nuestros muertos..."
William Shakespeare - Enrique V: acto III, escena I




por Carlos Pissolito.

En el cuadringentésimo aniversario de la muerte de William Shakespeare, creo que podemos parafrasearlo con tranquilidad. Lo único que, esta vez, en lugar de brecha como reza en su texto original,  mejor nos conviene a nosotros, los argentinos, la palabra abismo.

Ya que una vez más, la Argentina vuelve a asomarse  al abismo de un conflicto. Y como es nuestra costumbre lo hacemos mal preparados y con el pie izquierdo.

Nos pasó en la década del 70 cuando el Estado y la sociedad fueron agredidas por el Terrorismo y pese a derrotarlo en el plano físico no supimos hacerlo en el moral. Y luego en el 1982 cuando recuperamos y perdimos nuestras Islas Malvinas, tras 74 días de gloria e infortunio.

Hoy, el nuevo conflicto se llama narcotráfico. Ya no cabe duda alguna. Ha bastado con la amplia cobertura mediática de la que ha disfrutado la fuga más famosa de nuestra historia.(1) Para que todos, aun los que no querían, nos enteráramos de que el narcotráfico financia a la política a cambio de cobertura y que nuestras fuerzas de seguridad no pueden con ellos. Simplemente, porque los prófugos están mejor armados, mejor entrenados y por no decirlo, también,  mejor motivados que nuestras fuerzas del orden.



Lo sintomático es que al igual que en los dos anteriores conflictos mencionados nos aprestamos a enfrentarlo sin una estrategia, sin planes y sin medios idóneos para hacerlo.

Sería estúpido no reconocer que el problema no sea una herencia de la administración anterior. Quién lo dejó crecer; ya que su habilidad estuvo en limitarse a ejercer un tenue control de daños, que le permitiera un apoyo y un usufructo mutuo.

En ese sentido, esa administración, tuvo la perversa astucia de saber convivir con el narcotráfico mediante un pacto de impunidad, en el que incluyó a sus caudillos territoriales, a  la mala policía y a los jefes narcos. Lo que le permitió, por un  lado, simular que nada pasaba mientras el negocio ilícito crecía; y por el otro, convivir con el narco sin mayores problemas. Al punto que, hasta donde sabemos, lograron fondos para el financiamiento de sus propias campañas políticas.

Por el contrario, esta nueva administración, al parecer, no participa de esa postura basada en la connivencia con el narcotráfico, lo cual compartimos. Pero ha caído en la ingenuidad de creer que se lo puede enfrentar sin una estrategia y sin los medios acordes para ella.

En este mismo sentido, intuimos que muy probablemente, la reacción del narcotráfico y sus aliados no se hará esperar. Al ver descubierta su trama y ver dificultadas las complicidades que le permitían operar en el esquema anterior. Muy bien, puede apelar a la violencia para mantenerse en los lugares alcanzados. Tal como lo hace desde hace un largo tiempo en otras latitudes.

Llegado a este punto, no hace falta ser un gran estratega para concluir que nos enfrentaríamos a un conflicto de magnitud. Ya que por un lado, tenemos a una poderosa red de narcotráficantes, la cual ya goza de jugosos y acostumbrados beneficios; frente a una administración que ha prometido hacerle la guerra sin haberse preparado para ello.

Aunque, no somos partícipes del uso del término "guerra" para designar a la lucha contra el narcotráfico. No cabe duda de quien decida enfrentarlo necesita de una estrategia. Pues se trata de un adversario que no dudará de emplear la violencia para lograr sus objetivos.

Siendo la estrategia, como lo es, una ciencia interactiva. Se orienta siempre por el otro, precisamente, por quien pasa a llamarse: el enemigo. Nada valen, en este sentido solo las teorizaciones, lo importante son las reacciones propias a las acciones de nuestros enemigos. En este particular terreno gana quien se anticipa, adoptando mejores y más oportunas decisiones de quien tiene enfrente.

Para ello, especialmente, el tiempo y las oportunidades que éste nos presenta, cobran especial valor.  Por lo general, gana quien se decide antes. Para lo cual, lo normal, es que solo pueda hacerlo quien se ha preparado mejor para la confrontación. Ya que ella se gana en los preparativos.

Todo ello configura, para el nuevo gobierno, una situación que podría ser caracterizada como de peligrosa. Pues, en la medida que no vaya tomando decisiones oportunas sufrirá una progresiva pérdida de la iniciativa que lo irá conduciendo a una parálisis mortal frente a su enemigo.

Ya que comenzamos con Shakespeare, bien podemos terminar con él, pero con una frase de su  Julio César, quien sostenía que: "Los cobardes mueren muchas veces antes de su muerte; el valiente no saborea la muerte sino una vez".

Ergo, seamos valientes o al menos previsores y preparémonos para el conflicto que ya tenemos encima.

(1) Nos referimos a la fuga de los hermanos Lanatta y Víctor Schilacci del penal de Grl Alvear, ocurrida el 27 de diciembre del 2015, a poco de iniciada la administración Macri-Bullrich. 

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